En
el capítulo 2, María acaso reflexiona sobre los usos del poder en los actos
pedagógicos y cómo tienen que cambiar éstos modos de hacer.
La rEdUvolution
intenta distribuir el poder de la forma más democrática posible mediante la
supresión de jerarquías, demostrando la posición de igualdad entre dos figuras
que en el paradigma anterior aparecen como antagónicas de tal manera que si la
organización del aula del siglo XIX representaba de forma simbólica la división
entre el experto y los ignorante, el aula del siglo XXI debe representar la disolución
de roles a través de la idea de comunidad.
También
habla del movimiento “Edupunk”, es decir, definir la forma de trabajar como
edupunk, o sea, adentrarse en la incertidumbre de una metodología sin certezas,
renegando de poder absoluto en el aula y de se está convencido de que el
conocimiento se genera en la red.
En mi opinión, los profesores tienen que darse cuenta de que son uno de los pilares de las clases, las fuentes del conocimiento, pero no por ello tienen que tener ellos todo el poder, sino que deberían de concienciarse y ayudar a que sus alumnos lo consigan al igual que ellos.
Aunque se crea así, que las mesas y sillas de las clases estén en fila, que no se pueda comer, que todo lo diga el profesor, que los alumnos lo copien literalmente etc. no ayuda a la enseñanza-aprendizaje, ya que es preferible que el mobiliario de vez en cuando se cambie, que esté a gusto de profesor pero también de sus alumnos, que en ocasiones puedan hacer uso de teléfonos móviles, ordenadores...para realizar las actividades que el profesor propone, incluso que puedan comer dentro del aula cuando tengan hambre. Todo ésto favorece el proceso enseñanza-aprendizaje, y gracias a nuestro profesor podemos decirlo habiéndolo vivido.